sábado, 12 de enero de 2013

Carlos Fàbregues, pregonero popular de Maó y compañero del clup


Carlos Fàbregues, pregonero popular de Maó y fundador del club La Salle

Redacción,  MAÓ  12/01/2013
2010. Días antes de su última salida como pregonero popular - Archivo
Carlos Fàbregues Melsión falleció ayer a sus 77 años de edad, quedando no obstante para siempre en el recuerdo de todos los mahoneses y menorquines en general como el fundador del Club Baloncesto La Salle Mahón y el estimadísimo pregonero popular de las fiestas patronales de la Mare de Déu de Gràcia, función que ejerció por última vez en 2010.

Según él mismo explicó recientemente en una entrevista concedida a Joan Quetglas en el “Menorca”, su primera residencia se ubicaba en la calle Infanta. Estudió en Can Fontirroig y La Salle, y tras un fugaz paso por el instituto inició su trayectoria laboral en Can Domènech. En el año 1957 se trasladó a Barcelona por motivos familiares, donde consiguió un buen trabajo, pero al cabo de poco tiempo, apenas un año y medio, su apego a Menorca le hizo volver.

Tras algunos vaivenes profesionales, acabó como Policía Municipal, con un uniforme que decía haber vestido con dedicación, satisfacción y orgullo. Siempre afable, dispuesto, con buena predisposición a la hora de ayudar a convecinos y turistas.

En 1982, el alcalde Ramón Homs propuso que un policía se ocupara de la recuperada función de pregonero popular. Carlos Fàbregues se presentó voluntario y, pergamino en mano, se encargó de anunciar las fiestas patronales durante casi cuatro décadas. Solo falló en 1992 a causa de una intervención quirúrgica.

En el ámbito deportivo, fue directivo de clubes de fútbol como el Menorca o el Sporting Mahonés, concretamente en la etapa de Gaspar Melsión. Fue un apasionado de este deporte, hincha del Atlético de Madrid.

No obstante, su mayor habilidad deportiva estuvo en el baloncesto. Su vinculación escolar al Colegio La Salle le empujó a fundar en calidad de jugador un nuevo club, con el mismo nombre, con la colaboración de un reducido grupo de personas, que en realidad eran amigos. Poco a poco aquella semilla sembrada a finales de los años cuarenta con el beneplácito de los hermanos lasallistas fue dando paso a un proyecto fuerte y vigoroso, que culminó con el ascenso a ACB que Carlos Fàbregues vivió con evidente orgullo.
Su personalidad tuvo más aristas, como la cultural ligada al mundo del canto. Pese a los reveses que le dio la vida, algunos muy dolorosos, siempre mostró un rostro afable, cordial, risueño, lleno de humildad y amor al prójimo. Descanse en paz.


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